Una industria agroalimentaria que vuelta alto sobre la Tierra de Campos.
Los hermanos Javier, Manuel y Enrique, (economista, biólogo y ingeniero agrónomo) son hijos de un palentino residente en Toulouse. Regresaron al pueblo natal de su padre en 1988 tras haber crecido en una tierra donde el pato es símbolo cultural y agroalimentario: el Perigord francés.En aquellos años también regresaban muchas especies de patos y ánsares a los humedales de las Lagunas de la Nava. Las anátidas y demás aves migratorias habían dejado de hacerlo debido a que en los años 50 se desecaron las lagunas para usos agroganaderos. Con un capital social de 20 millones, los hermanos De Prado Gairaud iniciaron el proyecto en 1989. Desde Francia llegaron los primeros 3.500 patos con 2 o 3 días de vida, de la especie Mulard (pato común-Barbarie). Tres años más tarde el total de patos alcanza los 5.000. En el año 1994 llegaron a 10.500.En el 1991, puesto en marcha el plan de recuperación del valor ecológico de la zona, se había logrado que más de 8.000 ejemplares, de al menos, 53 especies de aves utilizaran la laguna próxima a Villamartín de Campos para invernar en sus viajes migratorios. La relación que existe entre el proyecto de Selectos de Castilla y la función ecológica de la zona se basa en las constantes climáticas que, por un lado, permiten la estancia de aves migratorias y, por otro, facilitan la cría del pato para su transformación alimentaría. Los criaderos de patos que se pusieron en marcha en otras comarcas de Castilla y León en los últimos años, han fracasado.El primer inconveniente surge ante la novedad de unos productos que no figuran entre los hábitos del consumidor. En Francia el consumo por habitante y año es de 3 patos. En España no pasa de 0,2. En Castilla y León y, en especial en Palencia, hoy se conoce y consume moderadamente los hígados grasos (foie gras), muslos y alas confitadas (confit), el jamón de pato (pechugas curadas y ahumadas), magret (pechugas grasas), la carne de pato, solomillos, los patés, y una de las novedades que junto al hígado de pato es el “foie de lechazo churroâ€, mezcla de hígado de pato y lechal: un éxito sin precedentes en la industria del hígado graso.Un aspecto menos conocido de esta empresa palentina, es su seriedad y rigor en el cuidado del animal y el embuchado del pato. Ellos están dentro del corrientes que defienden “los verdes†en Europa y en contra de las torturas y prácticas deshumanizadas que se dan en la cría y embuchado del pato. Los hermanos De Prado Gairaud no utilizan jaulas individuales ni mecanizan la práctica del embuchado por el sistema de presión neumática.Los patos están en diferentes corrales al aire libre, con agua y espacio suficiente para un crecimiento adecuado, según su edad. Las primeras semanas se alimentan a base de una mezcla de pienso, maíz y soja además de productos de la tierra: avena, cebada y trigo. El proceso de alimentación culmina con una aceleración del mismo en la fase del embuchado, en la que se le introduce al ave maíz cocida como única alimentación destinada a aumentar el peso y el volumen del hígado del pato. Al nacer un pato pesa 50 gr., 15 días después pasa a 500 gr., 2,300 kg. A la octava semana y 4,500 kg. A las doce semanas, edad a la que se le empieza a cebar logrando, tras el sacrificio, un hígado de 500 gr. Esta práctica requiere cuidados especiales ya que se realiza dos veces al día y de forma individual en la que el embuchador practica un masaje sobre el buche que curiosamente varía en función del carácter del pato.Selectos de Castilla ha logrado dos importantes aportaciones al panorama agroalimentario de nuestra región, por un lado, demostrar que con muy pocas ayudas de la administración, es viable una industria de transformación de derivados del pato, capaz de crear 15 puestos de trabajo con una facturación de sus productos de cerca de 50 millones de pesetas en 1994 (solamente respondiendo a pedidos). En segundo lugar, el haber conseguido que el pato y su hígado graso, formen parte de la gastronomía palentina y regional aumentado los hábitos de consumo en la población y fundamentalmente en la comanda de los restaurantes de calidad.Permítaseme una reflexión sobre lo que encierra el ejemplo de los hermanos De Prado. En el 88 tuve las primeras referencias sobre quiénes eran y qué proyectaban. La incredulidad se cernió sobre su arriesgada aventura. Fui testigo. Con su trayectoria han demostrado que, sin politiqueos, lloros ni ayudas de planes que no pasan del papel, se puede levantar el vuelo sobre las ruinas de un palomar de adobe, hacia un futuro de moderna industria alimentaría en nuestra dormida y olvidada Tierra de Campos, otrora granero de una Europa que se nos presenta hoy más egoistona que nunca.